Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son herramientas necesarias en varios ámbitos como el laboral, el escolar y en la vida personal. Sin embargo, su uso excesivo podría generar tecnoestrés, un trastorno que puede afectar diversos aspectos de la vida.
¿Qué es el tecnoestrés?
De acuerdo con Erika Villavicencio Ayub, profesora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, el tecnoestrés “es el estado psicológico negativo derivado de la introducción y uso de las tecnologías (en exceso)”. En 2022, México ocupaba el noveno lugar en el top ten de países con mayor número de internautas y uno de los primeros sitios en América Latina con mayor conexión a la red.
Según informó la “Máxima casa de estudios”, la especialista recordó que durante el periodo de pandemia se incrementó el número de personas mayores de seis años y adultos que usan internet. El grupo de edad que más tiempo pasó conectado fue el de 18 a 24 años, seguido del grupo de 25 a 34 años.
En este sentido, advirtió que “el uso excesivo de tecnologías en los ámbitos laboral, escolar y personal podría generar ansiedad, problemas cognitivos, del sueño, dificultad de concentración, alteraciones de memoria, inseguridad, síntomas respiratorios, cardiovasculares y gastrointestinales, entre otras afectaciones”.
Por otra parte, Ayub Villavicencio dijo que la pandemia provocó nuevas maneras de relacionarnos y adaptarnos. Tal situación fue crucial para la investigadora y su equipo de trabajo, pues a partir de eso crearon modelos predictivos para evitar que aumentaran los niveles de afectación en la salud mental de la población usuaria de TIC.
Incluso, en su estudio encontraron que “seis de cada 10 trabajadores empezaron a realizar homeoffice”, contexto que les resultó estresante por la rapidez en la que debieron incorporarse.
Tipos de tecnoestrés y trastornos asociados
Al ahondar en el tecnoestrés, la especialista planteó que existen diverso tipos del trastorno entre los que se encuentran los siguientes:
- Tecnofatiga: Se observa en la generación X (los nacidos entre 1965 y 1980), quienes emigraron al uso de internet y que experimentan fatiga por las cargas de trabajo y la exposición al cambio digital.
- Tecnofobia: Resistencia o miedo a usar la tecnología por la falta de preparación para utilizarla.
- Tecnoadicción.
- Tecnodependencia.
Aunque por el momento son las únicas cuatro categorías identificadas, la especialista comentó que de manera adicional se encuentran documentando e investigando trastornos que se derivan del tecnoestrés, como:
- Fomo (Fear of Missing Out, miedo a perderme algo): Obsesión por mantenerse conectado con tal de no perderse lo que ocurre en la vida de las personas que siguen en las redes (sean cercanas o no).
- Aislamiento social.
- Síndrome de vibración fantasma: Se refiere a cuando creemos que nuestro dispositivos vibraron o sonaron y los tomamos de inmediato sin percatarnos que no es cierto.
- Sleep texting: “las personas en fase avanzada de sueño hacen uso de sus dispositivos de forma inconsciente o casi”, explicó la académica.
- Generación muda: Este se manifiesta principalmente en millennials y centennials. Se relaciona con la manera en que se comunican o hablan, pues prefieren textear en lugar de llamar o interactuar. “Hemos perdido gran cantidad del vocabulario sustituyendo las palabras por imágenes o emoticones”, comentó la especialista.
Otro punto que abordó la especialista otros síndromes relacionados con el uso de la tecnología son la adicción al WhatsApp, infotoxicación y phubbing.
¿Cómo podemos desconectarnos de la tecnología?
La experta destacó la importancia de aprender a desconectarnos de la tecnología y utilizar de manera adecuada los recursos digitales. Por ello recomendó establecer rutinas diarias que incluyan momentos libres dedicados a realizar actividad física, alimentarnos saludablemente y descansar adecuadamente.
Tales actividades también tienen como objetivo alejarnos de los dispositivos electrónicos y fomentar la interacción cara a cara con nuestros seres queridos.
Finalmente Villavicencio Ayub informó que en la Facultad de Psicología de la UNAM, “contamos con instrumentos estandarizados para la población mexicana que miden tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia y que se aplican en otros países de América Latina con buenos resultados”.