La semana pasada, el estado de Yucatán recibió un incremento en su calificación de HR AA- a HR AA, gracias a una disciplina constante y resultados fiscales positivos en los últimos años. Si bien es una entidad que no necesariamente tiene el más bajo nivel de endeudamiento relativo, vale la pena voltear a ver qué es lo que está haciendo este Estado.
Yucatán a través de los años se ha caracterizado por tener una de las escalas de calificación más altas a nivel nacional. En mi opinión, este es un trabajo de muchos años, basado en una avanzada y delicada planeación del ejercicio de los recursos públicos, es decir: no gasta más de lo que ingresa, cuida el financiamiento a largo plazo y destina estos recursos a obras de inversión que a la postre generan más valor agregado a la entidad; además, tiene un bajo nivel de pasivo circulante y es cuidadoso con el uso de créditos de corto plazo, que han demostrado a lo largo del tiempo ser unos de los factores de mayor riesgo para la calidad crediticia del sector.
En 2022, y lo que proyectamos para Yucatán, tiene aspectos interesantes; pero antes de entrar en esta parte, hay que destacar varias condiciones: el Estado no es, ni por mucho, el más poblado (22 a nivel nacional), por ende, el nivel de recursos federales que recibe no es su principal motor. En este sentido, la recaudación, fiscalización y eficientización del gasto han sido la clave para las finanzas del Estado; han llegado a un punto en el que el contribuyente es cumplido porque efectivamente ve las mejoras en seguridad, provisión de servicios e infraestructura, que son logros que pocas entidades alcanzan.
Aunque sí es importante, el Estado no goza de un flujo turístico avasallador, como las zonas del Caribe; sin embargo, se han desarrollado esfuerzos por consolidar esta situación a través del tiempo y la consistencia en su política pública. Además, seguramente la derrama que está en proceso por el Tren Maya constituirá un factor de impulso muy importante para el área.
Por lo tanto, Yucatán, a pesar de no contar con estas condiciones de las cuales gozan otras entidades, como población o efectos de ultra crecimiento por turismo, ha logrado crecer de manera orgánica. Uno de los aspectos más importantes en términos de calidad crediticia es la deuda y su composición; en 2022, el Servicio de Deuda como porcentaje de Ingresos de Libre Disposición (ILD), a pesar de los incrementos en tasa, fue de 9.1% versus un 16% del 2021 resultado de una combinación de menor uso de créditos de corto plazo, pero también de mayores ingresos. La deuda neta disminuyó a 30.3% contra el 38.2% del año previo y finalmente la composición de deuda de corto plazo a deuda de largo plazo también bajó a 6.8% en comparación con el 18.5% previo.
No menos importante es que Yucatán es de las pocas entidades a nivel nacional que alcanza las etiquetas de “Superior” en la evaluación de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), como producto de las vulnerabilidades y mitigaciones que realiza ante riesgos ambientales, los niveles de seguridad, pobreza y métricas de coberturas de salud a la población, así como las prácticas de transparencia y planeación por citar algunas dentro de estos factores que impactan positivamente a la calificación del Estado.
¿Qué esperamos más adelante? Si bien tanto el Balance como el nivel de Deuda se estresarán en 2023 y 2024 por la disposición de financiamiento por 3,000mdp, éstos al ser dispuestos en dos años e invertidos en proyectos de infraestructura específica como es el puerto de altura de Progreso, éstos niveles se recuperarán en los siguientes dos periodos, y esa es precisamente la receta que no hay que olvidar: el financiamiento bien utilizado en proyectos productivos, que además de hacer que la economía genere ingresos, apuntala el desarrollo económico de una entidad.
Por Ricardo Gallegos Miranda.
*Director General Adjunto de Análisis Económico en HR Ratings